
Si, vigilo bajo al cielo que es tu sábana. Espero fijes tu mirada en la Tierra.
Si, vigilo y aguardo un castigo, pues no hay mayor placer que yo halle que el de ser lastimado por ti.
Aguardo contricto, contemplo al frio y a la lluvia como mensajeros tuyos.
Si, vigilo mientras duermo, vigilo mientras sueño, vigilo mientras hablo, vigilo mientras escribo, vigilo mientras leo.
Encuentro en el tiempo, sólo espacio para pensarte, encuentro en la vida sólo deseos de tenerte.
Pienso y sólo quiero ser el anonimo, sólo el desconocido, sólo la mancha timida en tu lienzo.
Pienso y me imagino sólo como el siervo mudo, mediocre y fiel.
Cómo el viento que te estremeció en la tristeza y te abandonó en la nostalgia.
El cuarto aquel dónde me hallaste, el día aquel que me creaste, el tiempo dónde me expulsaste.
Hoy, cuando arrepentido me ciegas de olvido, mi corazón me ciega de odio.
Doblemente ciego, doblemente maldito. Pues sólo puedo ser en ti, y sólo puedo estar en ti.
No hay más allá de tus manos, no hay más profundidad que la de tu beso, no hay mayor distancia que la recorro en tus brazos, no hay más belleza que la tuya, mayor tristeza, mayor pena que tu música que tu arpa que tu danza que tu gloria.
Otro recuerdo no es más amplio que el que tengo de ti, tanto que todos se confunden, tantos que pense que habías estado ahí siempre, tantos que de todo te culpé, tantos que de todo me oculté, tantos que sentí verguenza.
Tal fusite tú para mí, y tal eres para mí, que hoy me doy cuenta de que no soy otra cosa que un eco tuyo, soy una mirada tuya, soy el deseo de ser amado, soy las ideas que olvidas, soy los sueños que traicionas, soy las creaciones que deshechas, soy tú, pero el que niegas
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