sábado, 7 de mayo de 2011

Días exangües



Renunciamos a todo. Porque podemos hacerlo.

Nos hacemos de nuevos alientos: Nos soplamos unos a otros.

Paredes grises, madera dispuesta, ¡Qué la sangre aparezca!
¡Qué la vida estalle!

Bebemos, aunque sea sólo sudor y polvo mezclado, en la copa que se agita.

Nos deshacemos en el filo. Filo: Llama. Inhalas pero exhalas.

¡Déjame! No ves que se ha ido todo, estás conmigo en el mismo lugar, pero no estás conmigo.

Eres menos ciego, o más dichoso. Callas algo. Ritmo, agua sombra, dices amarme pero me mantienes vivo.

¿Lógica? - Eco, Nefanda región, Necrosis, y su reflejo siempre tarde.

Lo he dejado todo, y te sigo. Te imagino: Sólido, Entero, convulsionado, sonriente.

No hay movimiento, Renuncias, y yo te sigo, a la Historia. No tenemos patria, ni estrella, ni playa. Soy yo: recipiente, pozo, fuente. Eres tú, sol de sangre, luz , que es viento.

Eres el vapor en el cielo que veo. Lo completo, lo absoluto, lo resuelto.

Pared eterna, con relieves mortales: humildad, saludo, desliz de amor. Amor Fati.










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Tu cuerpo será menos recipiente de mediatez que templo de diálogo con lo eterno