Mi fe fue. Mi fe fue. Fue unas cuantas veces. Fue una luz, una cama, un clavo en un tabla, un piso sucio en la tarde.
El horizonte es, sin lo que fue, gusanos levitantes, me provoca querer hallarla de nuevo.
Me provoca olvidar las visiones de desnudez. Levantar los muros que odiaba y tiré.
Regresar y besar la mano que me alimentaba de fantasías funestas.
Pero será que debajo de las lívidas escamas, de los párpados trémulos y negros hay otra capa de mayor grado de verdad. Será que toda verdad es capa, a la vez mentira, de una mayor verdad. Será que las cosas se van opacando.
¿O no hay LEY?
¿O debo sobrellevarme? No es esto lo que describen los profetas, no soy yo objeto de un sueño.
No soy casi ¿Cómo es que el mundo me guarda aún entre sus cosas?
Me hallo constantemente entre la conversación de unos locos. Duermo del mismo lado del biombo
Me baño en el mismo río.
Creí atravesar con el pensamiento y caminar, mientras mi cuerpo también caminó. Se tiró en muchos jardines, dijo cosas que no creo. Comulgó varias veces con los que odio. Besó a quienes el ama.
Mi cuerpo me abandonó.
Estimo que nunca volveré a ser. Aunque en forma, mis venas se ensanchen de almas que lleven mi nombre nunca volveré a habitarme.